Muchos creen que el mero hecho de conocer una lengua de más, a parte de la materna, ya les convierte en traductores e incluso en intérpretes. Pero ambos campos son muy complejos y requieren ciertas características que hay que tomarse muy en serio si se quiere ser un profesional de pies a cabeza. Aunque siempre haya quien nos cuestione nuestra profesión por falta conocimiento de nuestra labor.
Un intérprete es quien transmite un mensaje de una lengua y cultural a otra manteniendo el registro original del orador. Es decir, el intérprete adapta el estilo del hablante, ya sea por ejemplo formal, coloquial o científico y lo retransmite directamente en otra lengua siendo fiel a la intención del orador.
¿Y quién puede ser un buen intérprete? Pues quien cumpla estas cinco características que os proponemos a continuación:
- Hay que tener un conocimiento profundo de las lenguas con las que se pretende trabajar. Así pues, es absolutamente necesario que el intérprete entienda todo tipo de jergas, frases hechas, gestos, silencios, etc.
- Se debe de tener un conocimiento excelente de la cultura de ambas lenguas, ya que no todo es siempre igual. Por ejemplo (y vamos a poner un ejemplo un poco directo, no os asustéis), no es lo mismo hablar del transporte escolar de una nación donde haya todas las facilidades necesarias y de otra donde los niños tengan que cruzar un río para llegar al colegio, ¿verdad?
- Hay que ser muy constante, perseverante y tener mucha disciplina, ya que son las claves fundamentales para sentirse cómodo a la hora de interpretar (y no solo).
- Hay que saber controlar los propios nervios, ya que interpretar no es una tarea fácil y muchos principiantes se dejan llevar por el estrés que se ve reflejado en el tono de voz y calidad de la interpretación así como en los silencios y las pausas que hacen.
- Y ya para acabar: hay que brillar en esta profesión y para ello no hay que dejar de estudiar y aprender nunca. Hay que conocer lo que pasa en el mundo, los temas de actualidad, ya que nunca se sabe qué es lo que te puede tocar interpretar… Un día puedes hablar de veterinaria y otro de pastelería.
Por lo que como profesionales de este campo, os recomendamos leer mucho, escucharos a vosotros mismos para daros cuenta de vuestro tono de voz, encontrar un método que os ayude a concentraros y no tener miedo. Interpretar es un arte y nosotros somos artistas.
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