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Traducción y terminología en las instituciones europeas: entrevista a Joaquín Calvo
25 de enero, 2019
En cada uno de los artículos del blog se pretende presentar unos mismos valores y objetivos: analizar, estudiar y presentar un tema cuya finalidad es la didáctica a través de la lectura. Algo tan práctico como compartir nuestros conocimientos, tiempo y pasión por las lenguas, la traducción y la terminología (en este caso) y todas las ciencias relativas a este sector. Para ello, esta vez hemos preparado una entrevista a Joaquín Calvo, jefe de la unidad de traducción española del Comité Económico y Social Europeo y del Comité de las Regiones en Bruselas.
- Quisiera preguntarte por tu recorrido profesional como traductor y terminólogo en la Comisión Europea, el Comité Económico y Social Europeoy el Comité de las Regiones. ¿Podrías explicar tu formación y experiencia profesional?
Aunque soy especialista en Historia de América (de Indias como nos gustaba decir), la traducción ha sido, desde el bachillerato (cursé Letras), una constante en mi vida académica y profesional. Tras una primera experiencia como traductor independiente, ingresé en el servicio de traducción de la Comisión Europea el mismo día que España entraba en la entonces Comunidad Europea. Durante quince años desempeñé las tareas de traductor, terminólogo, traductor principal, revisor y jefe de unidad en funciones. Tengo especial recuerdo del boletín «Puntoycoma» en cuyo comité de redacción participé desde los primeros números. La organización de la exposición sobre la Escuela de traductores de Toledo para la primera presidencia española del Consejo, bajo la dirección del gran Xavier Valeri, fue asimismo otro gran momento para mí.
Como terminólogo, promoví el concepto de «terminología local». En un documento que titulé «Le cyberfichier» (y que he perdido irremisiblemente) propugnaba que los traductores utilizasen programas informáticos para recoger los términos que resolvían en el curso de su trabajo, de modo que pudiesen compartirse posteriormente. Estamos hablando de principios de los 90… Asimismo, participé en la concepción y ejecución (incompleta) de una operación desmesurada que en la época denominamos «consolidación de Eurodicautom». ¡Eurodicautom, el precursor de IATE, estaba lleno de términos duplicados y fichas incompletas!
Tras un lapso de diez años, que pasé en la Dirección General de Industria y Empresa de la Comisión Europea, volví a la traducción como jefe de la unidad española que presta servicio a los comités consultivos (CESE y CDR). En un momento en que flaquean el espíritu europeo y el apoyo ciudadano, me interesa particularmente comunicar sobre la importancia política de la traducción, tanto para el funcionamiento de las instituciones como para ganar la confianza de los europeos en la UE. En este sentido he promovido en el CESE la celebración del 60 aniversario del Reglamento 1/58 sobre el régimen lingüístico de las instituciones europeas y la producción de un video sobre la traducción.
- ¿Cómo es un día en tu oficina desde cuando te preparas un primer café hasta cuando apagas el ordenador? ¿Tienes alguna tarea en concreto que repitas cada mañana o cada tarde antes de volver a casa?
Mi rutina comienza con el saludo matutino a los compañeros del «pool«, que precede al encendido el ordenador y activación de las aplicaciones y programas. Primero resuelvo las cuestiones relacionadas con los recursos humanos: permisos, bajas, horario flexible, formación, etc. A continuación, reviso la lista de documentos entrantes, analizo los más pertinentes para tener conocimiento de ellos, proceder a su distribución y resolver los posibles problemas de planning. Posteriormente, abro la caja de pandora en forma de emails, llamadas telefónicas, visitas y reuniones. Reservo la tarde, a partir de las cuatro, cuando todo empieza a calmarse, para revisar, escribir notas y reflexionar un poco.
- ¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión y lo que menos y por qué?
Siempre me he sentido «creador» cuando traduzco y esa sensación me resulta muy grata al contemplar el resultado final del trabajo. En el ámbito de la UE, me satisface enormemente pensar que el multilingüismo es decisivo para la construcción europea. Esta idea exige luchar mucho, no obstante, contra la tentación tecnocrática de políticos y otros funcionarios de hacer economías empezando por la traducción.
De la profesión no me gusta la soledad y aislamiento que exige a veces. Tampoco me gusta el exceso de detalle y el purismo exagerado que caracteriza al trabajo de traducción, en particular en las grandes instituciones.
- Me acuerdo de mi primer encargo de traducción profesional cuando cursaba tercero de carrera. Tuve que traducir una descripción del departamento de recursos humanos de una empresa francesa al español. Pensé que tenía que inmortalizar, de algún modo, ese primer trabajo profesional de traducción y me compré un anillo al que le tengo mucho cariño y que todavía hoy me pongo en lo que yo llamo “ocasiones especiales”. ¿Cuáles fueron tus impresiones después de tu primer trabajo como traductor? ¿Tienes buenos recuerdos?
Nunca me imaginé que mis primeras traducciones fueran el comienzo de toda una experiencia vital. Al principio primaban las razones crematísticas y, tal vez, la sensación de angustia por no dominar el oficio. Desarrollé mi propia metodología, consistente en releer y corregir compulsivamente hasta que todo encajara a la perfección.
- ¿Con qué dificultades te has encontrado a lo largo de tu carrera profesional? ¿Crees que un traductor novel puede verse identificado con las dificultades de hoy día para darse a conocer como traductor profesional o las dificultades varían en función del tiempo?
Mi carrera se ha desarrollado principalmente en las instituciones europeas, así que difícilmente podría dar yo consejos a quienes pelean día a día en el sector privado. Creo que la principal dificultad del sector es la de la falta de reconocimiento, lo cual tiene consecuencias por ejemplo en los niveles de remuneración. En cuanto a encontrar un hueco en el mercado de trabajo, pues hay mucha competencia y esta va seleccionando a los que mejores condiciones tienen. Por tanto, sí, un traductor con valía se abrirá camino con el tiempo.
- ¿Puedes explicarme cómo y en qué consiste el trabajo de un terminólogo en las instituciones europeas? ¿Crees que ha habido una evolución en cuanto a esta profesión con los avances de la tecnología y las redes sociales? ¿Se distingue sin problemas al terminólogo del traductor en las instituciones europeas?
Depende de cada institución. En las grandes, como la Comisión, hay una unidad dedicada específicamente a la terminología. En las pequeñas, como los comités, uno o dos traductores por lengua se ocupan a tiempo parcial de la terminología y se coordinan con los de otras lenguas a través de grupos de trabajo.
Los terminólogos realizan tres tipos de trabajo fundamentalmente: responden a consultas de los compañeros, aprovechando su red de contactos y acceso a medios de consulta técnicos; elaboran glosarios sobre temas específicos, coordinándose con terminólogos de otras lenguas; y por ultimo alimentan y mantienen al día la base de datos IATE.
No cabe duda que los medios técnicos actuales facilitan y enriquecen enormemente la tarea del terminólogo. Cuando yo me ocupaba de la «terminología local», sencillamente el trabajo no podía compartirse en línea. Hoy en día, la web da acceso a una serie de recursos de información multilingüe extraordinarios, con imágenes y videos para facilitar la comprensión. Por no hablar de la facilidad para establecer contacto con expertos y especialistas. Sin embargo, algunos problemas siguen sin resolver, como el «ruido» o las redundancias en IATE, pero incluso la falta de una política sistemática de consolidación tal vez pueda suplirse hoy con técnicas avanzadas de gestión de bases de datos.
Nunca me imaginé que mis primeras traducciones fueran el comienzo de toda una experiencia vital. Al principio primaban las razones crematísticas y, tal vez, la sensación de angustia por no dominar el oficio. Desarrollé mi propia metodología, consistente en releer y corregir compulsivamente hasta que todo encajara a la perfección.
- En traducción, desde el principio, nos enseñan que tenemos que tener muy en cuenta el contexto para visualizar mejor el sentido que se quiere transmitir al lector para no perder el mensaje del texto original. ¿En alguna ocasión y por falta de contexto o por un simple error humano, se ha tenido que rectificar un texto ya publicado? ¿Hay margen para la corrección y post-edición de un texto ya publicado en las instituciones europeas o los expertos de la lengua verifican todos los detalles con microscopio antes de darle al “enter” del teclado del ordenador?
La rectificación de documentos no es infrecuente en las instituciones europeas, a pesar de la revisión y relectura que efectúan los servicios de traducción, la revisión de los juristas lingüistas, cuando procede, y el control de los correctores de pruebas sobre los documentos que van a publicarse. Dicha rectificación, puede deberse a muchas circunstancias, que originan el error que deseamos cambiar, incluida claro la información insuficiente al alcance del traductor.
La forma de corregir el texto depende del tipo de texto. No es lo mismo corregir a posteriori un documento interno, por ejemplo, que una directiva o un reglamento. En el primer caso, bastaría con efectuar los cambios dentro del sistema de archivo de los documentos contando con la aprobación del servicio cliente. En el segundo, podría hacer falta hasta una rectificación del acto jurídico en cuestión y su posterior re-publicación en el Diario Oficial de la UE. En algunos casos, los problemas son peliagudos, ¿cómo corregir una enmienda con errores obvios cuando el pleno de una asamblea o el Parlamento Europeo ya la ha aprobado? Para todo hay solución…
- Como profesional de la traducción y la lengua española, ¿qué ingredientes crees que necesita un traductor para ser un buen profesional? ¿Hay que tener alguna predisposición en concreto? ¿Darías algún consejo en particular a un estudiante o a uno novato recién estrenado?
Yo pienso sinceramente que es capital saber escribir bien en español, aunque en general esta competencia se puede adquirir y, este es mi consejo: se debe leer mucho en español y, tal vez, a los clásicos para acercarnos mejor a la esencia de la lengua. También hay que tener «oído» y ser capaz de pasar la frontera del purismo o el lenguaje normalizado para emplear sin miedo lo que se dice en la calle o el lenguaje que utilizan los especialistas. A los novatos les recomiendo fajarse con todas las dificultades y abstenerse de apretar el botón hasta estar seguro de que nada suena raro.
- Tienes un blog en el que compartes todo tipo de experiencias, opiniones y temas de actualidad. ¿Cómo nació ese interés por dejar huella en el mundo digital? ¿Cómo combinas esta pasión con tu trabajo y de dónde sacas la inspiración?
El blog surge de la necesidad existencial de juntar palabras, esa que está también en la esencia del oficio de traductor. El mundo digital nos permite hoy precisamente llegar a audiencias impensables hace solo unos años sin necesidad de ser un autor consagrado. A mí me gusta comunicar y compartir y me resulta más fácil expresarme por escrito que oralmente. Un blog es ideal en estas circunstancias. Ofrece además la ventaja de publicar sin plazos ni condiciones, cuando a uno le apetece. Como decía, es además una buena gimnasia para el oficio de traducir. No me atrevo a hablar de inspiración, pero siempre hay noticias o libros o acontecimientos para comentar, sin miedo y con la esperanza de que las palabras no caigan en el vacío.
- Te he preguntado por tu formación, por tu profesión desde varios puntos de vista, por tu blog y por una buena dosis de consejos. Para acabar, quisiera preguntarte ¿qué has echado en falta en esta entrevista, de qué otro aspecto de tu profesión te hubiera gustado hablar más o menos y de qué pregunta crees que te hubiera gustado prescindir?
¡Me ha perecido una entrevista muy completa! Solo quiero animar a los traductores a que luchen por un mayor reconocimiento de la profesión en España (en particular). Es necesario potenciar las asociaciones profesionales y luchar para que el Estado tenga un cuerpo de traductores e intérpretes, al estilo de la Unión Europea. Hoy en día la mayor parte de las actividades públicas (comercio, medioambiente, empresa, educación, etc.) tienen un componente internacional que exige disponer de excelentes capacidades de traducción.
Muchas gracias a Joaquín por su tiempo y dedicación y a vosotros por leernos siempre.
2 respuestas
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[…] Olga Jeczmyk me hace el honor de dedicarme un entrevista en su imprescindible “20 000 lenguas&… […]
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